Rosi 

MÁS SOBRE MÍ

Yo creo que nací tejedora, mi madre tenía un taller de costura, pero a mi esa aguja no me llamaba la atención. Con ocho años aprendí a tejer, ella me enseñó a mi y a otro aprendiz que al ver el tanto interés que yo tenía por el tejido, se sentaba a mi lado y entre risas aprendimos los dos; ese aprendiz era mi padre.

Con quince años hice mi primer encargo, una chaqueta de hojas caladas (la recuerdo perfectamente), después ya vendrían las cenefas, o grecas, y ahí ya me apasionó; es como pintar un cuadro, pero con hilos y lanas. Recuerdo un jersey que le hice a mi hermano en su juventud de muchos colores, quedó encantado porque las niñas jóvenes se le acercaban preguntando donde lo compró, cosa que le venía bien para ligar, ¡qué recuerdos!

Hoy en día, por motivos laborales, no puedo tejer tanto como quisiera; pero después de todo lo vivido y los años que han pasado, las dos agujas siguen siendo mis preferidas.